Augusto Castro


Augusto era fuera de serie en los tambores, y un caballero en su trato. Mamma mía, le daba duro al compás. Se las tomaba muy en serio. Era un apasionado del ritmo. Sudaba como futbolista. Podía armar una percusión hasta con las muelas. Era muy alegre y bondadoso.

Augusto llevó el ritmo en la batería en "Cariño grande", "Si en el cielo yo viviera", "San Isidro de mí" y "Laberintos".

Me encantaba cómo pisaba el bombo. Pobre bombo. ¡Felizmente que Bimbo no le prestó su batería! ¡Qué rico tocaba! Definitivamente, el destino de Augusto era la percusión. Seguramente sus antepasados fueron esos que mandaban correos con tambores. Era todo un señor. El tipo era fuera de serie como músico, amigo y ser humano. Debió nacer en el futuro o en la cuna del jazz.

En la grabación de "Si en el cielo yo viviera" se le oye gritando "¡Hey!" como un simio al ritmo de sus troncos. Le dio tan duro a la batería que creo que nunca más le prestaron nada. ¡Qué ganas de romperla! Buenos cueros.