¿Qué fue de mi vida?



Bueno, hasta esta última actualización, han pasado muchas décadas desde que unos reporteros gráficos del diario Expreso me tomaron esta foto en la ciudad de Santa Eulalia. Mi hermana Pilar insistió en hacerme la toca. ¡Nunca más! Como alguien comentó una vez: "Parece sacada de la película El Planeta de los Simios, jajaja. 

En fin, de vez en cuando alguien me reconoce: "¡Zulu! ¿Qué ha sido de tu vida?", y conversamos un rato de lo bueno que tuvieron los viejos tiempos (por si acaso, no he dicho que "los viejos tiempos fueron mejores", sino "conversamos un rato de lo bueno que tuvieron los viejos tiempos"). Estuve más que contento cuando en 2021 cumplí 70. Cada edad tiene su lado bueno. En fin, no sé cómo algunos todavía me reconocen.

El día que me animé a hacer este blog, pensé en mi familia, en mis abuelos, tíos, primos y sobrinos, cuñados, padres y hermanos, especialmente, en los que no me conocieron. No lo hice como autobombo, como dijo alguien por ahí, sino para conectarme generacionalmente. ¿Cuántos podrían decir que conocen a su abuelo, bisabuelo o tataranieto?

Si alguien cree que lo hice por llamar la atención, es su opinión. A medida que vayas leyendo te dará gusto saber que compartir me hace feliz. Dar de uno mismo es adonde apunta la esencia del amor, no del egotismo. El amor es compartir. Y qué mejor que compartir vivencias, recuerdos, curiosidades, consejos y experiencias que podrían dar qué pensar y servirle a alguien. Eso vale más que las cosas materiales.

Dicen que, por el bien de todos, uno debería poner al tanto a sus familiares si alguna vez sufrió una enfermedad que pudiera ser congénita. Pero ¿por qué solo hablar de enfermedades? ¿No sería más interesante, agradable y beneficioso compartir también cualidades, proyectos, anécdotas, fracasos, sueños y tantas otras cosas que hicieron y hacen maravillosa nuestra existencia? 

Cuando leo o escucho acerca de alguien que hizo cosas interesantes o sobresalientes, nunca pienso que simplemente apareció por sí mismo en la corriente del tiempo y en el árbol genealógico de la humanidad, como si fuera un ser aislado. Todos provinimos de alguien.

Me pregunto quiénes fueron sus padres, abuelos, tíos, primos, hermanos y amigos. Porque no nacimos inertes. Alguien nos dio un impulso o ayuda. Alguien contribuyó de un modo u otro a lo que uno llegó a ser. "Yo me hice solo" siempre termina siendo simplemente una frase retórica. Uno podría salir adelante por sí mismo, en el sentido de volverse un autodidacta acerca de la vida. 

Todos hemos recibido algo de los demás, por lo menos en nuestros inicios. Ideas, enfoques de la vida, sentimientos,  fracasos y objetivos. Hubo personas que fueron piezas clave e influyeron en nuestra formación. 

No me refiero tanto a lo bien o mal que les fue en la vida, ni específicamente a sus cualidades y defectos, puntos fuertes y débiles, sino en general, a su carácter y personalidad, a lo que resultó de sus esfuerzos, grandes y pequeños, para llegar a ser lo que fueron, lo que les costó salir adelante en medio de los huracanes e inundaciones de esta vida. 

Hay quienes han recibido una mano en algún momento particularmente difícil de su vida y desarrollo, pero después olvidan que fueron un peldaño de su escalera hacia el éxito, un eslabón en su cadena de anécdotas. Yo recuerdo quién me enseñó a agarrar mi taza de leche, a conducir automóvil, a perdonar y a andar erguido, y les estoy inmensamente agradecido. Mi tributo consiste en no olvidarlos, en tenerlos presente.

Cuando alguien me da su nombre pero no me dice su apellido, o cuando me da el apellido de su padre y no el de su madre, me pregunto quiénes fueron sus padres y abuelos. Porque esa persona no vino al mundo así porque sí. Hubo alguien que lo cuidó y alimentó, un padre, una madre o un tutor, un tío, una tía, un hermano, una abuela, un abuelo. ¡Mi más profundo respeto a todos ellos! Somos parte de un todo.

No son los éxitos ni los fracasos, sino la lucha, lo que realmente deja recuerdos y cicatrices en el alma, y eso siempre termina siendo algo muy personal, algo muy especial para cada uno. ¿No te ha sucedido que, cuando viajas, disfrutas más del viaje que de llegar a tu destino? Llegar al destino es maravilloso, pero ¿acaso no relatas con emoción las incidencias del viaje? 

Cuando hicimos un viaje de Lima a Tocache en el Ford Fairlane de Billy Morgan, junto con nuestros amigos Eddie y Johnny, cruzamos de ida y vuelta la Cordillera de Los Andes. Nos tomó varios días. Llevamos con nosotros dos neumáticos de repuesto, ¡pero terminamos cambiando ocho! Cada neumático extra costó dinero, pero también contó una historia. ¡Cuánto más significativas que un neumático son las personas que se cruzaron en nuestras vidas!
 
Todo eso coadyuva a que, los que nos conocieron, comprendan mejor que no eran muy diferente a nosotros. Seguramente todos hemos querido hacer siempre nuestro mejor esfuerzo. No necesitamos compararnos con nadie. Imagina por un momento el vasto universo, luego observa tus huellas digitales. No hay punto de comparación. ¡No existe nada exactamente igual en todo el cosmos, a pesar de ser tan obvio y tan pequeño!

Por eso, si cuando ya no estés aquí, y alguien se pregunte alguna vez quién fuiste, ¿quién podría responder esa pregunta mejor que tú? Es cierto que quedarán vacíos, pero por lo menos habrías hecho algo para conectarte, para dejar unas migas de pan sobre el camino, como Hansel y Gretel, para que otros puedan ver tus huellas y saber que estuviste allí y transitaste por ese camino, por el mismo bosque de inquietudes e interrogantes. 

La música, como ocurre con todas las artes, deja surcos muy profundos. Es infinitamente variada. Igualmente ocurre con la forma de escucharla, entenderla e interpretarla. No hay punto de comparación. Cada pieza musical es como una huella, el fruto de lo que corrió por los ríos y la vorágine de las vidas de sus autores y compositores. Todos somos diferentes y únicos. ¡De qué le serviría a  uno ufanarse de sí mismo y de sus logros! Es mejor compartir experiencias y beneficiarnos mutuamente, reconociendo humildemente nuestra inconmensurable insignificancia.
 
Así es. Nuestro lado más extenso resulta ser prácticamente insondable para el resto de la humanidad. Por eso se dice que la música es antropológica. Nos permite interpretarnos a nosotros mismos y a los demás de maneras que nada ni nadie puede hacer.

No es lo mismo quedar uno pasmado, mirando una pintura rupestre, y tratar de adivinar cómo era la gente del pasado. Pero si oímos una música, percibimos un poco más profundamente los sentimientos y otros detalles del carácter y la personalidad de su autor.

Por eso, la música autóctona nos pone a meditar. Es como el sonido del mar. No lo entendemos, pero quisiéramos comprender. Quisiéramos conectarnos con los hombres del pasado y conocer sus historias. Y si ellos hablaran, nos dirían: "Y a nosotros nos gustaría conocerlos a ustedes, caminantes del futuro".

No es que una canción nos guste más o menos; ni que tal pintura, escultura o danza nos cautive e inspiré o no. Lo que pasa es que hay ciertas cosas y estímulos que sincronizan de alguna manera con el universo que hay en nuestro corazón, el centro de la motivación.

Es cuando descubrimos que no somos una isla desierta, sino que allá afuera existen muchas personas que, a través de nuestra expresividad, podrían llegar a comprender y percibir de algún modo cómo éramos.

"Por ejemplo, Paolo, un DJ de Italia, me escribió: "Hace algunos días viajando pa' Colombia para buscar discos, encontré un 45 llamado 'Sueño de Amor'. El musico que interpretaba este tema muy bueno se llamaba Zulu. Yo nunca he oido de ese musico, no obstante me gusta muchisimo alguna musica peruana de los 70. Buscando en internet encontré tu blog y fue una lectura extremamente enteresante. No veo la hora de poner tu disco en mi club en Italia. Estoy seguro que va a ser un exito. Mis cumplimientos para tu talento y gracias para la buenisima musica grabada. Como puedo obtenir la llave para descargar los otros temas? Estoy muy curioso. Respect. Paolo."

"Yo nunca he oido de ese musico", dijo Paolo. Y tenía mucha razón. Es difícil encontrar a Zulu. Pero podrías encontrarlo en la Wikipedia (la enciclopedia abierta) bajo "Traffic Sound". Confieso que cierto día, precisamente porque dicha enciclopedia solo mencionaba mi seudónimo y no decía nada más de mi relación con la música de Perú (a pesar de que había varias entradas dedicadas al rubro "Zulu"), me sentí movido a escribir una breve entrada autobiográfica. No se me había ocurrido abrir un blog.

Lamentablemente, uno de los administradores de la Wiki me respondió con frialdad y bloqueó mi redacción, de modo que desistí. Sin embargo, en un gesto aparentemente magnánimo no bloqueó el modesto link que dejé, que redirigía al lector a mi simple canal de YouTube

Sin que yo lo supiera, un tiempo después de postear aquí dicho incidente, alguien tomó la posta y abrió una entrada en la Wikipedia. Subió una breve reseña de este mortal. Solo entonces pude colaborar con algunas precisiones. Resultó muy oportuno. A esa persona digo: "¡Gracias por darte la molestia, quienquiera que seas!". 

Por eso, si quieres saber quién fue Zulu, este es el point, my friend. Y si quieres oír su música, búscala como "Zulu en Munster Records". Las pistas son, por mucho, de mejor calidad que las versiones que subí a YouTube. Munster Records lanzó una remasterización, tanto en formato de vinilo (edición limitada) como en digital (ilimitada). Aunque no tengas un tocadiscos, conservar un disco de vinilo es un lindo recuerdo para toda la familia y para la historia.

¡Por supuesto, también hice este blog pensando en los muchos amigos y conocidos con los que pasé millones de momentos inolvidables en mi juventud! Hasta pensé en aquellos que dirían que solo lo hice por egotismo y notoriedad. Si fuera por ellos, nunca hubieras leído esto.

En realidad, el pasado es una amalgama y emulsión de sentimientos y experiencias que no pueden ser abarcados totalmente, tampoco redactados en un libro, porque no cabrían por la cantidad. Cada vida es una enciclopedia. ¿Por qué no dejar una autobiografía para la posteridad? ¡Creo que todos deberían darse un tiempo y hacerlo! Es mejor que solo escribir twitts.

No obstante, reconocemos que no todo lo pasado es digno de recordarse, ni que todos vean el pasado con agrado. Respeto mucho el pasado. Sin pasado no existirían las grandes lecciones de la vida. De hecho, una vez, un amigo me dijo que, si algo le inspiraba su pasado, era su deseo de quitarse la vida. Sin duda le dolían muchas de las cosas que hizo, arrastrado por la inexperiencia. Creo que a no pocos les ha sucedido. 

Si la experiencia y el éxito resultan del esfuerzo desplegado en la consecución de los objetivos, nada de eso tendría sentido si no recordáramos el pasado. Tratamos de olvidar algunas cosas, pasar la página, y otras las afianzamos extrayendo lecciones eternas que nos ayudan a no cometer los mismos errores.

Por eso, creo que ese día le contesté algo así como esto: "Así como cuando contemplamos el horizonte en el atardecer y nos dejamos llevar por la ilusión óptica de que el mundo no tiene fin, el futuro nos ofrece constantemente la esperanza de comprender que podemos sentarnos a escribir en nuestros corazones algo diferente cada día, para que las páginas de nuestra vejez contengan por lo menos un final que nos consuele del dolor, algo nuevo acerca de lo cual enorgullecernos en la posteridad, cuando el resentimiento y el deseo de vengarnos de nosotros mismos o de otras personas ya no signifique absolutamente nada y nos sintamos libres para sonreír y esperar que lo mejor está todavía por venir."

Claro, no todo, pero mucho radica en nuestras decisiones, algunas de las cuales hubimos tomado sin medir el peligro ni las consecuencias. Niños y jóvenes como éramos, nuestros padres nos dejaban libres para correr y hacer y deshacer todo lo que queríamos, pero muchas veces no nos daban las herramientas ni los elementos necesarios para visualizar el escenario completo, para medir el peligro y sopesar las consecuencias.

Simplemente fuimos a la deriva, primero por las aguas de lo que parecía ser un arroyo tenue, el cual poco a poco se convertiría en un río caudaloso. No sabíamos interpretar el rumor cada vez más profundo de unas cataratas que se oían a la distancia y se acercaban inexorablemente para tragarse nuestra vida, cuando ya no teníamos fuerza para remar en reversa. 

Aplicado a las drogas, al cigarrillo, al sexo, al alcohol, a la comida o a lo que quieras, de una u otra manera casi todos fuimos víctimas de una escasa, débil, equivocada, experimental y ausente disciplina. Quitarnos la vida hubiera parecido otra decisión cuestionable y nada más. Seguir adelante parecía exigirnos una hidalguía que se nos había agotado. 

Dicen que 'la tensión desgasta la tolerancia', y que 'en la desesperación se acepta todo'. ¡Pero teníamos que seguir y andar 'la milla extra' por el camino, seguir adelante hasta que por sí mismo nuestro pesado tren se detuviera  o alguien nos arrojara una cuerda desde la orilla.

Una tarde, conversando con Diana Bajak, me esforcé por ayudarla a adquirir un enfoque que le permitiera superar ciertos obstáculos que me dijo que le impedían avanzar con paso más seguro, comprender su situación y ubicarse en la vida. Y entre otras cosas, le propuse el ejemplo de una carpa o tienda. Me dio un lápiz y un cuaderno y me pidió que se lo dibujara, y mientras le explicaba, dibujé una carpa y sus estacas.

Mientras realizaba los trazos, le expliqué que las cualidades y defectos que componen el carácter y la personalidad eran como las estacas de la carpa: "Si tratas de quitarlas todas de una vez, la carpa se caerá y resultará desalentador. Pero si las cambias pacientemente una por una, no será tan abrumador. Podrás renovarlas todas, una tras otra, manteniendo la estabilidad y el equilibrio de toda la carpa". 

Miró el dibujo y se puso a pensar. Fue una conversación de carácter espiritual. Luego de eso no volví a saber de ella por mucho tiempo. A veces, los argumentos no bastan. Hay cataratas en este mundo que no logramos ver a tiempo, y solo podemos vencerlas con un potente motor o con un helicóptero que nos recoja, es decir con ayuda de los demás.

Por eso, una pregunta que suelen hacerme los que dejé de ver todos estos años es: "¿Por qué te retiraste de la música?". Y en parte de eso trata este blog. Poco poco lo irás descubriendo. No me resulta tan simple explicar mi universo en dos palabras, como supongo que a ti tampoco. 

Sin embargo, la música es siempre un aceptable canal de comunicación. Allí donde las palabras se atascan, nace el arte. Por ejemplo, cuando un psicólogo no puede obtener información directa de un niño, le da una hoja de papel y lapices de colores. Entonces nace el arte y brota la comunicación.

A falta de información, o mejor dicho, debido a desinformación, algunos tejieron rumores de que me había metido a una secta evangélica, otros dijeron que me había ido a Estados Unidos; otros, que tal vez estaba tocando con perfil bajo en algún sitio, tal vez en un club nocturno, un crucero o algo así; y otros, que mi cerebro había quedado inutilizado por las drogas. Incluso hubo quien dijo que yo era un impostor. ¡Pero nada de eso era cierto! 

Tales rumores infundados formaron parte de la motivación para ponerme a escribir este libro. Quise pasar la escoba a algunos malentendidos. ¿"A palabras necias, oídos sordos"? ¿Eso es todo? ¿Moriría dejando que un vacío tan absurdo abriera el camino a más y más especulaciones que carecerían igualmente de sentido y que dijeran por mí algo que jamás dije? No podía contribuir a esa involuntaria agnotología.

No bromeo. Un día, Kenny Gautier (QEPD), ex condiscípulo del colegio Villa Teresa, detuvo intempestivamente su bólido en una avenida cuando me vio pasar. Años que no nos veíamos. Lo primero que me dijo fue: "¡Pero qué bien te veo, zambo! Me habían dicho que te habías vuelto loco, diciendo que se viene el fin del mundo". Esa frase: "Me habían dicho", fue también una razón de peso para hacer este blog. 
 
En realidad, no solo me retiré [de la farándula] de la música, sino que realmente me esfumé. No di explicaciones a nadie, salvo a Augusto Sarria padre, gerente general de IEMPSA Porque en 1973 él me había extendido un contrato por dos años. El proyecto iba encaminado. Él no solo merecía una explicación, sino mi cumplimiento. Hubiera podido exigirme, conforme a ley, que honrara mi contrato.

A poco del lanzamiento del LPZulu fui a su oficina y le solicité amablemente la rescisión del contrato. Lógicamente, se sobresaltó preguntando: "¡Por qué! ¡Qué ha pasado! No puede ser". Lo saqué de cuadro. 

Pero le expliqué calmadamente mis motivos y, al cabo de un rato, me comprendió, se levantó de su sillón, me estrechó fuertemente la mano, diciendo que aunque le parecía increíble, respetaría mis razones. Y me deseó muchos éxitos. Augusto siempre fue un caballero, y en esta ocasión realmente hizo gala de un extraordinario carácter.

Fue muy difícil para él porque yo no solo le solicité una rescisión, sino que detuviera toda la producción y promoción del disco, lo cual iba más allá de lo imaginado, puesto que yo no tenía ninguna injerencia sobre lo que la disquera decidiera al respecto. Era su prerrogativa. Una cosa era que yo me retirara, y otra, muy diferente, que detuviera la producción y promoción. No me gustaba que los periodistas me llamaran nuevo ídolo de la juventud, como tambien algunos locutores estaban diciendo en sus programas de radio. Ciertamente les puse freno.

Dependía estrictamente de que la compañía me lo concediera como un favor muy especial. Y así lo hizo. Si hubieras visitado el portal de IEMPSA y buscado a Zulu entre sus artistas, quizás solo hubieras encontrado por ahí la palabra Zulu, o tal vez la cita aislada "pobre chico", supongo que refiriéndose a la canción, "Haces mal, pobre chico".
 
Todo eso hizo surgir murmuraciones que tarde o temprano debían aclararse. Y llegado el momento, sentí que era el momento. Por eso comprendo que al leer estas líneas tal vez lo lamentes o te preguntes muchas cosas. Si nunca me conociste, probablemente solo conozcas a Zulu de oídas, ya sea porque alguien te habló de mí o porque quizás alguna vez oíste mi música por casualidad.

Y si me conociste, pudiera ser que pienses algo parecido a lo que pensó mi amigo Bam Bam, tumbador experimentado, cuando me alzó la voz haciendo aspavientos: "¡Bah! ¡Qué has hecho! Tú sabes cuánto nos esforzamos para que los productores de discos y las radios nos den su apoyo... A ti te lo dieron todo ¿y lo dejas así nomás? Eso no se hace, amigo". Y siguió de largo. No volví a saber de él. ¡Se veía muy disgustado!

Sí. Tuve que enfrentar la incomprensión de mis parientes, amigos y conocidos, algunos de los cuales realmente se indignaron. ¿Socavaría eso mi autoestima? ¿Haría que cambiara de parecer? ¿Saldría perdiendo y me hundiría en medio de una desesperación emocional? ¿Dependería mi autoestima de la aprobación de los demás? En ese tiempo, la respuesta de mi corazón a todas esas preguntas fue un rotundo no. Y a mis 70 años, sigo en mis trece. Nunca cambié de parecer. Nunca me derrumbé. Soy muy resiliente.

Por eso, este blog no habla de la historia de la música de Perú, sino solo de una pequeña pieza del engranaje. Es tan solo una oportunidad para colgar algunas anécdotas para que, quienes alguna vez, como Paolo, se preguntaron quién fue Zulu, o qué fue de su vida, lo conozcan un poco y, sobre todo, para sentirme mejor y recuperarme respecto de los diferentes rumores que, con los años, tejieron en torno a mí. Me vi forzado a hacer una aclaración. El resto fue solo una consecuencia de haber empezado a escribir. Por eso, no abrí este blog para presumir, como tal vez piensen algunos. En realidad, no tengo nada de qué presumir. No soy nada.

Cuando uno cree que es algo, tarde o temprano podría comenzar a darse cuenta de que por ahí no es su camino. El orgullo y eso de andar con el cuello estirado iba conmigo de joven, pero no más (aunque siempre he procurado andar erguido, es decir, con dignidad). De hecho, cuando los periódicos y DJ's comenzaron a decir que había surgido un 'nuevo ídolo de la juventud', fue el día que empecé a reconsiderar el asunto en el que me estaba metiendo. ¿Ídolo? ¡Nada que ver!

Tengo suficiente amor propio, no necesito más. Me gusta andar por ahí como cualquier mortal, pasando desapercibido. Siempre me recuerdo a mí mismo que soy un simple granito de arena en el cosmos, una pulga en un bosque. Pienso que tener uno o más talentos no es para presumir, sino para compartir, para ayudar a otros, para el bien común.

IEMPSA ni siquiera tomó en cuenta el LPZulu en su website cuando publicó hace algunos años su lista de 60 años de lanzamientos, y creo que eso fue más que elocuente. Hay hasta comentaristas de la historia de la música rock en el Perú que no mencionan siquiera tangencialmente en sus crónicas los temas "Si en el cielo yo viviera", "Haces mal, pobre chico" y otros. Por eso, no juzguéis mal a los pobres piratas, jajajaj. Porque fue gracias a ellos que siquiera pude rescatar algo de mi música para recordarla. Ellos fueron quienes la esparcieron por todas partes.

Fue muy grato conocer un día a Carlos Sotomayor y enterarme de que había tenido la idea de reciclar el LPZulu después de tantos años. Dijo que había conversado con Andrés Tapia, de Repsychled y le sugirió mi disco, para incluirlo en su larga cola de proyectos sobre música de Perú. A raíz de eso, visité a Andrés en su casa de La Molina para conocer de primera mano su opinión. Me explicó que reciclar un disco de antaño no era como reciclar una botella de Coca Cola. Tenía una larga cola de proyectos en curso. Uno de ellos fue el de los Mad's, que le salió excelente. Por eso, Zulu solo quedó en idea.

¡Quién diría que en 2021, después de 47 años del lanzamiento del disco original, Munster Records, de España, lanzaría con carácter de exclusividad el LPZulu de 1974, remasterizado! Un proyecto que empezó en 2017.

Quizás alguien diga: "¿Cómo? ¿No te habías retirado?". Y es cierto. Estoy retirado. Pero si alguien quiere mi apoyo para remasterizar el disco y ponerlo al alcance de quienes lo deseen, ¿qué sentido tendría negarme? No me parece. Billy Morgan es del mismo parecer.
 
"Pero entonces, ¿por qué en 1974 pediste que detuvieran la producción y la venta del disco". Porque en ese tiempo estaba haciendo carrera en la música y cambié de parecer. Nunca he considerado incorrecto que alguien cambie de parecer y mantenga el control de su vida. Solo hay que tener coraje. No me amilané con la presión social. 
 
Continuar con la producción hubiera significado dedicarle el tiempo completo que demandaba: Conciertos, publicidad, promoción, marketing, viajes, inversiones, relaciones públicas y todo un séquito de apoyo, etc. Administrar todo eso, además de la música, era una tarea enorme que requería full time. Además, como explico en mi canción "Laberintos", siempre he amado la libertad. Nunca me he dejado esclavizar por nada ni por nadie. Responsabilidades sí, esclavitud no.  

En fin, simplemente diré que los viejitos vivimos de la evocación. El tiempo se congela en nuestros recuerdos. De hecho, la música es evocadora, y los recuerdos son como botellitas que las olas se llevan y traen suavemente con papelitos en su interior, flotando en el mar de la memoria, explicando qué fue de nuestra vida. Es todo.

Por ejemplo, Chopin, Schumann, Beethoven, Bach, Debussy y tantos otros autores del pasado dejaron sus partituras y algunos apuntes, y hoy podemos escucharlos gracias a las prodigiosas manos de músicos expertos que son capaces de reconstruir sus composiciones casi al pie de la letra. Gracias al registro escrito que dejaron, hoy podemos escucharlos como si los estuviéramos oyendo en persona.

También se ha sabido de concertistas de piano que llegaron a la etapa senil y olvidaron muchas cosas de su vida debido al Alzheimer. Pero tan pronto como los sentaron frente a un piano, tocaron con gran facilidad parte de sus conciertos, a pesar de la artrosis y otros males. Busca "anciana pianista" en Internet y verás varios ejemplos. 

Por si acaso, la frase de cabecera: "Este blog es como una nota dentro de una botella que lancé al mar desde mi isla [...]" la escribí pensando en todas las personas maravillosas que conocí en mi vida. No lo escribí pensando en alguien en particular, sino en todos los que, de repente, estuvieron en mis recuerdos en ese momento, y por extensión, a los que iría recordando después.

Todos los que influyeron en mi vida, en mi desarrollo y en mi carácter y personalidad, ocupan un lugar en mi alma, aunque no los mencione a todos aquí por nombre, es decir, directamente en conexión con lo que fue mi corto paso por el sello Odeón. ¿Y qué hay de los que nunca llegué a conocer personalmente? Quizás tú eres una de esas personas. Pues, igual. ¡Un gran abrazo!

Internet es increíble. Se convirtió en un medio fantástico de comunicación amigable e informativo para todos. Pero no nos extraviemos. También es como el clima. Puede volverse inestable, desagradable y peligroso en cualquier momento, dependiendo de dónde uno haga clic. Es cierto que hay mucha gente buena en el mundo... pero también la hay extremadamente mala. 

Además, aunque uno tenga el mayor cuidado al navegar por la web, no puede controlar la manipulación e intromisión de expertos en informática taimados cuya actividad puede dañar directa o indirectamente a los usuarios. En pocos años Internet pasó de ser solo una ventana al desarrollo.

Cierto pensador dijo algo como esto una vez por televisión: "Internet es lo más cerca que la humanidad en conjunto ha podido llegar a la anarquía". ¿Dirías que exageró? A los más conservadores ya les va pareciendo que no. Hasta existe un lado oscuro de Internet que le pararía los pelos de punta a cualquiera. Se puede aprender a fabricar bombas, unirse a grupos terroristas y hasta contratar sicarios y mercenarios a bajo costo. 

De hecho, hay una cyberguerra espeluznante con redes de espionaje muy sofisticadas entre las grandes potencias. Solo el tiempo dirá cuándo implosionarán las estructuras del sistema. No me cabe la menor duda de que va a venirse abajo. No se puede inflar un globo para siempre. Para 2023, la AI (Inteligencia Artificial) rebasó los límites de la tolerancia. Se les escapó de las manos hace rato.

¿Reconoces quién dijo este certero proverbio: "Todo reino internamente dividido se irá a la ruina, y ninguna ciudad ni familia internamente dividida podrá mantenerse en pie"? A ese respecto, ¿cómo le está yendo al mundo? Bueno, de ser cierto, solo será cuestión de tiempo para ponernos a buen recaudo y ser testigos de un gran cambio. 

Parece que por fin todo está sincronizando bien, tanto los clamores de la naturaleza como la paradójica e irónica lógica humana. ¿En qué sentido? Por un lado, la naturaleza está reaccionando con disgusto por la depredación y polución a nivel mundial, y por otro, la lógica humana está reconociendo a duras penas que ha contaminado y puesto en peligro su existencia en muchos sentidos. 

Sin darnos cuenta de nuestra ignorancia, hemos forzado el cumplimiento de las inmutables, inexorables e irrefutables leyes físicas, químicas, biológicas y matemáticas del universo. La filosofía nunca vencerá a la naturaleza: O nos humillamos y  armonizamos con ella o acabaremos engullidos por ella como ballena que come krill.
 
Un estudio serio del impacto que dejaron las mascarillas y otros recursos desechables de la Pandemia del 2020, arrojó el resultado de un incremento de la contaminación ambiental en nada menos que la escalofriante cifra de 8000%.

Es como si ambas partes, la naturaleza y la humanidad, se hubieran sentado en una mesa para conversar y manifestar a todas voces que están de acuerdo en una sola cosa: ¡Esto tiene que cambiar, sí o sí! La pregunta es: ¿qué curva estadística resultará vencedora en vista del poco tiempo que hay disponible, es decir, antes de llegar al punto de no retorno? ¿La del problema o la de la solución? 

Cuando los científicos llegaron por fin a la conclusión unánime de que se había acabado el tiempo para experimentar y jugar con el futuro, surgió el tema de las vacunas, y no hubo más remedio que convertir a todos en Conejillos de Indias. Tuvimos que aprender sobre el caballo, luchando contra el tiempo. ¿Y funcionaron? ¿Solucionaron el problema? 

Han sido tiempos para muchas decisiones drásticas. El que quiera seguir jugando, que siga jugando, y el que comience a ver con seriedad el asunto, que siga cosechando con alegría los buenos resultados de su decisión de rendirse ante la verdad.

Bueno, gracias por haber leído hasta aquí. Lógicamente, bien utilizado, es innegable que, en muchos sentidos, Internet ha llegado a ser una herramienta muy útil e interesante. Por eso, y para zanjar cualquier duda, mi idea fue que con este blog tuvieras algo diferente para leer y escuchar acerca de un patita llamado Zulu, que una vez anduvo haciendo un poco de música por estos lares. Esta no es una plataforma para malas vibraciones de clase alguna.

¿Y la música? Si deseas, puedes oírla gratis haciendo clic en cualquier título del índex del blog, también visitando mi humilde cueva de YouTube. Pero mejor, ¿por qué no visitas Munster Records? Tal vez quieras poner Candela en tu fiesta de aniversario de matrimonio, como solían hacer Jaime y Roxanna Lochi Dreyfus.

Por supuesto, aquí no solo encontrarás la música de Zulu, sino también datos para buscar un sinfín de conciertos en vivo de sus favoritos, incansables, inolvidables y joyas. De seguro, muchos van a gustarte. Si ves que YouTube bloqueó un link (como suele suceder), búscalos directamente con el nombre o título.

Recibe mi más cordial bienvenida. ¡Gracias por visitar mi blog! A veces inserto correcciones y enmiendas para comunicar mejor el contenido. 

Te deseo lo mejor.
Zulu Makeba