Todos los derechos, así como el copyright del álbum están reservados por la plataforma de IA que corresponde a cada canción. Está prohibida su reproducción con fines de lucro.
Esta música no ha sido interpretada por seres humanos, tampoco son reales los instrumentos musicales. Todo pendió del prompt de IA, que se convirtió en algoritmos informáticos en cada uno de las obras. La IA ecualizó y editó todo devolviéndome varias versiones para escoger. Descarté las que no me gustaron y reajusté los prompts hasta quedar satisfecho.
El original de la fotografía de portada es real. Bello atardecer que mi hija, Paloma, captó con la camara de su teléfono durante unas lindas vacaciones que pasamos en familia en el precioso y rústico Hotel Balihai, de Tumbes, Perú, Sudamérica, en diciembre de 2025 (la pareja fue añadida con IA para efectos visuales).
¿Por qué la portada del álbum dice blue si no es azul? Porque no me referí a la traducción inglesa del color azul, sino al sinónimo de tristeza o melancolía que a veces se usa en inglés.
Bueno, vamos al grano. Como decía, la IA siguió el prompt que creó la música, incluso modificó y perfeccionó a criterio la letra de dos de las canciones cuyas voces tampoco son humanas, sino algoritmos de IA. Por ejemplo, le di detalles de las letras, el sistema las tradujo al portugués y automáticamente les dio un candor agradable. Tengo otros audios que quizás añada poco a poco si me alcanza la vida.
Es impresionante cómo una máquina, que no tiene sentimientos [o como quieras llamarla], cree algoritmos basados en álgebra lineal, cálculo, estadística y probabilidades, y procese datos, reconozca patrones, haga predicciones, tome decisiones y opere con modelos de una lógica fría, replicando la inteligencia humana, mediante datos convertidos a matemáticas, y que el resultado final sea una música que despierte emociones.
