Hernando Suárez-Vértiz Reyes



Hernando Suárez-Vértiz Reyes (QEPD) fue mi mentor en cierto modo. Padre del gran Pedro Suárez-Vértiz. Hernando fue quien, sin saberlo, finalmente impulsó a Zulu a decidirse por hacer de la música su carrera en la vida.
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Hernando era hijo de la gran artista Doña Teresa Reyes y del gran pintor peruano y campeón de Jiu Jitsu Germán Suárez-Vértiz. Ambos de mirada penetrante y dulce. Ambos artistas. Abuelos de Pedro. A mi juicio, nunca hubo pintor peruano tan extraordinario como Don Germán. ¡Qué sensibilidad para plasmar los detalles!

Don Germán fue muy amigo de mi padre. Trece años mayor que mi padre, nació en 1897. Se pasaban horas dialogando sobre las muchas caras de la cultura. Mi padre le compró un Miguel Grau, un Túpac Amaru, un Beethoven y un San Martín. Nunca he visto nada igual. Eran cuadros que parecían hablar. Los colocó en lugares destacados de la enorme biblioteca de nuestra casa. Mi padre era pintor amateur, de modo que su gran amigo era nada menos que un asesor idóneo. 

Desgraciadamente, poco antes de la muerte de mi padre, que había caído en muy mala situación económica por tirarse su plata en una campaña política, no recuerdo si mi padre los vendió a buen precio o si los dio en parte de pago por alguna deuda. ¡Bendito el que los tenga en su poder! Mi padre poseía el original del Miguel Grau que posteriormente aparecería en los billetes de mil soles emitidos por el Banco Central de Reserva.

Bueno, Hernando era uno de los mayores de un batallón de 12 hermanos. Al principio, no era amigo mío, sino de mis hermanos mayores, que me llevaban unos 15 años de diferencia. Pero como él tenía un taller de orfebrería en la calle Leoncio Prado, Miraflores, y como yo conocía a algunos de sus hermanos menores, que eran músicos como yo, terminé haciéndome su amigo y frecuentando su taller. Allí aprendí a trabajar en bronce y a vender mis obras en boutiques. Fueron años muy divertidos.

Algún tiempo después, Hernando se mudó con su familia a la calle Diego Ferré, Miraflores, donde montó otro taller. En realidad, Hernando no solo era un artista, hijo de artistas, sino principalmente un filósofo práctico. Su mente parecía un horizonte al amanecer, al mediodía y en el ocaso. Cada momento era un cumulo de enseñanzas trascendentales. Era un placer platicar con él. 

Podía tomar una idea y elaborar maravillas sobre ella. Estimulaba el pensamiento. Era muy mayéutico en su estilo de conversación. Muy tranquilo y equilibrado, tenía una sonrisa increíble y unos ojos penetrantes, como todos los Suárez-Vértiz Reyes. Desplegaba muchas inteligencias, como diría Julián De Zubiría.

Tanto Don Germán como su preciosa esposa tenían una mirada muy especial, muy serena, muy penetrante. La mirada de Guiche (Juana Griselda), hermana de Hernando, era muy semejante a la mirada de la actriz Vanessa Saba. No solo te miraba. Si te prestaba atención, ¡sentías como si ingresara a tu cerebro sin pedirte permiso! Guiche me enseñó a mirar, no solo a ver las cosas.

Bueno, resulta que un día yo regresaba de dar examen de ingreso en la universidad, y Hernando pasaba con su automóvil. Me gritó: "¡Te llevo, Zulu!".

- ¿De dónde vienes?, dijo.
- De la Universidad, de dar examen de ingreso.
- ¿La universidad? ¿Qué haces pensando en la universidad? ¡Agarra tu guitarra y lárgate a dar la vuelta al mundo! ¡Tú no eres para encerrarte siete años estudiando algo que tal vez ni siquiera uses en el futuro! ¡La música está en tu sangre! ¡Tú estás hecho de música! ¡Ándate a volar y a cantarle al mundo como solo tú sabes hacer!

Abajo: Hernando y su esposa Rosa Alva en la década del 60. Así es como recuerdo a Hernando cuando conversábamos largo y tendido, filosofando de cualquier cosa. Siempre hablaba sonriendo, y casi siempre tenía razón en todo, no porque él se impusiera o fuese superdotado [aunque yo creía que lo era], sino porque sus pensamientos fluían. No se estrellaban con ninguna sinrazón ni prejuicio. Le encantaba hacer preguntas mayéuticas. Era muy ordenado con las premisas que salían de su mente. ¿Quién puede contradecir a alguien que piensa con lógica? ¡Solo un ilógico!

Rosa y Hernando

Cuando me dijo: "¡Échate a volar y cántale al mundo como solo tú sabes hacer!", me sacudió. Al poco tiempo me había decidido: Me dedicaría a la música de cuerpo entero. 

Poco a poco todo se iría realizando. Pero después de eso me fui llenando de tantas responsabilidades que frecuentaba cada vez menos su casa y su taller. Me entristeció mucho que la muerte lo arrebatara. Espero verlo pronto, para seguir escuchando sus reflexiones acerca de la vida. Nunca olvidaré su araña gigante colgando de la pared exterior de su casa en la Av. Angamos, en Miraflores. Hernando fue un hito muy imporante en mi vida.

Cuando alguna vez me preguntan: "¿Y algún día te arrepentiste de haberle hecho caso y de no haber ingresado a la universidad?", mi respuesta es: "No. La universidad nunca fue para mí. Soy autodidacta y docente por vocación. Solo fui a dar examen de ingreso por darle gusto a mi madre. Pero nunca regresé para conocer el resultado.

Fue interesante que Patricio mencionara a Zulu entre los músicos peruanos que le merecieron más atención. Fue en una entrevista de Carlos Carlín en la que le recomendó vigorosamente que escuchara su disco. 

Desde 1980 he dictado conferencias en muchos lugares, incluidas universidades, y me desagradaba sobremanera que los muchachos se quejaran de la falta de eficiencia de la mayoría de maestros, que creían que enseñar consistía en matar de sueño al estudiante e incomodarlo en clase con explicaciones que no eran entendibles (justificándose con la trillada frase: '¡Aquí sí somos exigentes porque pensamos en tu futuro!').

"Un maestro, método o sílabus que no contemple el debido descanso de los estudiantes, me parece abominable; un sistema que hostiga al alumno con la Espada de Damócles de una calificación absurda que no explota todo su potencial, me es detestable; sobre todo, me molesta que contraten a especialistas en las diferentes materias, pero que como docentes no tienen ni la más remota idea de lo que significa la mayéutica (ni la inteligencia, como tal vez diría De Zubiría).

Si un maestro y su método son buenos, el alumno no tiene por qué quemarse las pestañas ni pasarse las noches sin dormir buscando información que le explique lo que el maestro no tuvo capacidad de explicar de forma entendible. Eso solo produce 'ingenieros sin ingenio'. Personas que contestan preguntas en un examen, pero que no han desarrolado un criterio práctico.

"Me molesta ver cómo se levantan enormes edificios a costa del bolsillo de los sufridos padres de los estudiantes. ¿Y los que no tienen dinero? Quedan fuera del sistema. En vez de diseñar preguntas que permitan a los muchachos ingresar lo antes posible, para desarrollar criterio, ponerse a estudiar y tener una fuente de trabajo, lo hacen de manera que les resulte difícil o imposible ingresar, los hacen sentirse estúpidos por no haber aprobado un examen que, según sus diseñadores, era lo mínimo y elemental". 

Conversar con Hernando era ponerle un paréntesis al ajetreo del día. Te hacía sentir cómodo con el viento de cada razonamiento. En los pocos años que lo traté, me enseñó a ser de libre pensar, como él. Como era amigo de mis hermanos mayores, lo conocí desde que yo era pequeño. Pero las veces que tenia la oportunidad de oírlo hablar me parecía muy interesante. Por eso el futuro nunca me asustó. No temo a la muerte ni a la vida, ni a los temblores ni a los terremotos.

Por eso, no presumo cuando digo que no necesito la aprobación de nadie para creer y sentir que valgo o que mis ideas tienen mérito. Detesto la alabanza excesiva. Creo que nadie merece que lo feliciten desmedidamente. En todo caso, el mérito es de quien hizo al ser humano. No me gusta el aplauso. Y me hubiera pasado diezmil horas conversando con Hernando. Nunca me aburría. Era un tipo que usaba su mente y corazón de maneras prácticas, productivas, creativas y beneficiosas. Sí, un tipo fuera de serie. Alguien a quien uno le hubiera gustado tener como padre.

No quisiera dejar de decir que me gustaron mucho las hermosas palabras que Talitha, tía de Pedro Suárez-Vértiz, escribió en honor de sus padres en un blog, en Junio 24 de 2011: "Qué puedo decir de mis padres: GERMAN PABLO SUAREZ-VERTIZ y MARIA TERESA EUGENIA REYES CARRILLO DE SUAREZ-VERTIZ, quienes no solo fueron un gran ejemplo para mí y mis hermanos en su propia vida, sino grandes artistas como pocos, hoy en día. Para mí es un gran honor el haber podido ser una hija muy amada.
Mi padre, además de su arte, era un campeón en el deporte del jujitsu, fue Maestro y Director de la Escuela Nacional de Bellas Artes en Lima, Perú, recibió las Palmas Magisteriales entre otras muchas condecoraciones, en vida. Era de carácter disciplinado, gallardo y fuerte, de la casta de sus ancestros, héroes patrios que lucharon por su país con valentía y lo podemos ver representado en su legado pictórico. Esto no quitó en él su sencillez, honestidad y humildad de siempre, más, su gran admiración y respeto por nuestro linaje indígena peruano, el cual representa en algunos de sus cuadros. Admiraba de ellos, sus tradiciones, entereza y grandes conocimientos. Sensible pintor, que logra captar y recuperar el encuentro entre dos mundos: Lo ancestral indígena y la cultura y civilización europea.

"Mi madre, dama llena de espiritualidad profunda y dulzura en su corazón, fue nombrada Madre Peruana por su gran servicio por los que menos tienen, dedicación, ejemplo y sabiduría femenina. Ambos se amaban y trabajaban juntos apoyándose el uno al otro en la educación de sus 12 hijos: 8 varones y 4 mujeres: Lucía, Guiche, Hernando, Javier, Gonzalo, Talitha, Jaime, Álvaro, Diego, Santiago, Ramiro y Rocío, además de las largas horas dedicadas a sus alumnos en la Academia del “Estudio Taller Suárez Vértiz”. Entre clases y caballetes, forums de arte con invitados y eruditos ponentes, películas, amenas tertulias como espacio de expresión libre en donde la sociedad inquieta se une,  y futuros y nuevos artistas se forman, hicieron de este lugar en la calle Alfonso Ugarte No.173 en Miraflores, Lima, Peru, un Estudio/Taller de Arte muy apreciado por todos. Hoy, las nuevas generaciones de exitosos artistas que pisaron este lugar, nos deleitan con sus expresiones plásticas y modernas obras creativas, no solo a nivel nacional sino a internacional, siendo valorados y reconocidos como grandes artistas plásticos.

"Estos padres y esta familia formada por ellos, han sido y serán siempre la mejor presea que la vida me pudo dar. Su testimonio de vida me enseño a valorar y a comprender el verdadero sentido de lo trascendente en el ser humano.

"Doy gracias a Dios, a mis padres, a mis queridísimos hermanos, a toda la maravillosa familia de ambas partes y también a los amigos cercanos por haberlos conocido y haber podido compartir con todos este regalo de nuestros progenitores."

Y esto fue lo que escribió Álvaro, otro de sus hijos, en Diciembre 1 de 2012: 

"La figura de mi padre se extiende más por el corazón visual que por lo apoteósico que fuera su pintura. Mi padre perteneció al género de la pintura postimpresionista y romántica, y en ella expresaba los sentimientos de un peruano que no solo sufre, sino que es valiente. Si vemos el retrato de Grau, observamos que no solo expresa valentía, sino dulzura en su pensar. Lo más trascendente de mi padre eran las anécdotas que contaba con referencia al arte y la vida indígena, don Germán, como le decían,  llevaba en todo su conocimiento un sufrimiento por lo que había sufrido el peruano durante toda su histora y de la cual él también fue partícipe en su vida, tanto como hombre como pintor, como amigo y vecino de Porras Barranechea y de Gustavo Pons Musso. Pudo empaparse mucho de la historia peruana. Gran amigo de José Antonio Del Busto, especialista en historia colonial peruana y quien colaboraba mucho en las construcciones de los personajes de la época. En el arte de mi padre conjugaban la histora, el dibujo, la pintura y sobre todo el sentimiento épico de a quien hacia la obra. El dolor por los muertos que dieron la vida por cada uno de los peruanos y sobre todo de cómo lo hicieron fueron unas de las características más importantes que él tenía en su pintura. También mostraba en sus paisajes de la serranía un inmenso amor de la belleza que el Perú tiene, y de sus costumbres. Cuando me llevó de niño al Cusco, me iba explicando a cada paso los hechos históricos que el Cusco había vivido,  y de repente, volteamos hacia atrás y vimos que nos seguía una turba de turistas para escucharlos, deveras a mi papa le queda perfecto el nominativo que se le ponía,  de maestro o maestraso. Puedo decir abiertamente que por su disciplina, corrección y equilibrio fue detestado por muchas personas, mi padre decía siempre que, ALLÍ DONDE SE PIERDE EL SENTIDO DEL EQUILIBRIO Y LA PROPORCIÓN, SE HA PERDIDO TODO. Y esto aplica no solo en el arte, sino en toda nuestra vida. El hombre generoso es también genero consigo mismo y, al ser así,  hace que su arte pertenezca solo a la mano de dios porque dios es artista al ser creador, fue para mi padre la iluminación perfecta el haberse casado con mamá María Teresa Reyes Carrillo, quien fue su alumna en la escuela de bellas artes y a quien enamoró haciéndole un retrato que demoró más de dos años. Se amaron hasta la muerte y trabajaron juntos hasta la muerte. Mi madre como maestra en el taller que ambos tenían hacia una dupleta de caballos de gran fuerza, de mis doce hermanos los que ha salido pintores los mas geniales son Álvaro, Hernando y Javier, sobre todo Álvaro, quien dedica su vida a este oficio. El resto de mis hermanos también pintan, pero los que más han extendido su arte son Álvaro y Javier. Puedo decirles a los que me están leyendo que en los museos más inesperados del Perú y el mundo pueden encontrar obras de mi padre. En la Standard Oil de Estados Unidos, en la Sorbona de París, en Salamanca, España, en Bonn, Alemania, etc."